Ir al contenido principal

Tzedaká: ¿quién da y quién recibe?

בס’ד
Estamos mal acostumbrados a traducir. Tzedaká no es limosna, ni caridad, ni beneficiencia.

El vocablo Tzdaká deriva de la raíz Tzedek - justicia.
Cuando hacemos Tzadaká, ejercemos nuestro libre albedrío y traemos justicia a este mundo.

Estamos tan acostumbrados a dar una moneda cuando nos piden en un semáforo o en la puerta del supermercado que a menudo se nos olvida el valor incalculable de ese simple y aparentemente insignificante acto. Tal es su valor, que sería imposible recibir una justa retribución en este mundo por esa pequeña moneda que acabamos de dar.
Tenemos tendencia a pensar que la Tzedaká es dar dinero. Pero no lo es. Una sonrisa, una palabra amable, ayudar en casa o a un desconocido, también son actos de justicia.

La mente poco entrenada suele pensar que la Tzedaká es un acto de dar: dar de uno mismo, de su dinero, de su tiempo.

Si damos pensando que estamos dando, es decir, que "perdemos" o "restamos" algo, lo único que perdemos es la oprtunidad de hacer Tzedaká.

Cuando tomamos consciencia de la Mitzvá de la Tzedaká, nos damos cuenta que recibimos dando. No damos para recibir, no damos a cambio de nada. Recibimos dando - por muy contradictorio que suene. Estamos tan mal entrenados que pensamos que dar y recibir son acciones antagonistas, pero la Tzedaká nos enseña que no lo son.

¿Por qué se nos ordena hacer Tzedaká? ¿Por qué no se nos deja decidir libremente cómo, cuándo, cuánto y a quién queremos dar?

La respuesta es fascinante:

גדול המצווה ועושה ממי שאינו מצווה ועושה

Es más grande quien es comandado a hacer y hace, que quien no es comandado y hace.

Si solo hago lo que quiero, jamás podré hacer algo más grande que yo mismo. Jamás podré hacer un acto cuya grandeza supere mi mayor nivel imaginable, porque estoy limitado a mí mismo. Pero cuando hacemos algo que el Creador del mundo nos ordena, aunque solo sea por medio del acto de dar una simple moneda, convertimos esa acción en un acto con una dimensión Divina e infinita, mucho más grande que nosotros mismos.

La Tzedaká nos conecta, como todas las demás mitzvot, a nuestro Creador. Si nos paramos a meditar sobre las distintas facetas de esta mitzvá, nos acercamos, conocemos más de cerca a Boré Olam, y somos capaces de amarlo con más consciencia. Pregunto nuevamente: ¿Quién da y quién recibe? Merece la pena dedicarle un rato a meditar sobre esta cuestión.

La alegría que nos produce el poder dar a alguien que lo necesita, nos hace sentir como el dador de todos los dadores: HaShem.  Nos hace tomar consciencia de Su infinita generosidad para con cada uno de nosotros y a la vez, nos pone en nuestro sitio, nos hace darnos cuenta de nuestras limitaciones y nos da la oportunidad de trabajar en nuestro caracter y nuestras midot para poder asemejarnos un poquito más a Él. ¿Hemos dado o recibido?

En casa, cada viernes por la tarde, antes de encender las velas de Shabbat, acostumbramos a vaciar nuestros monederos y depositamos con ambas manos todo lo que no pudimos repartir durante la semana. Damos gracias por poder recibir dando, y recibimos el shabbat trayendo justicia a este mundo, que buena falta hace.





Comentarios

Entradas populares de este blog

AUNQUE NO CREAS

B´H BIKUR JOLIM OK, primera prueba superada. Me decido a escribir un blog. Segunda prueba: Elige un nombre para el blog. Vale, no es un hijo, pero el nombre desde luego marca. Prueba superada (?) Tercera prueba: Elige el hilo conductor. Todo está dentro de la Torá, todo está dentro del texto...veamos... 613... OK, vamos a navegar por las Mitzvot. ¿Pero por cuál empiezo??????... Por favor HaShem, dame una pista... Hoy han operado a Itzjak ben Simja a corazón abierto. Literalmente le han sacado el corazón, lo han conectado a una máquina, le han hecho una puesta a punto bastante complicada, y se lo han vuelto a poner en su sitio. Que alguien me diga que D-s no existe. Ayer fui a verlo al hospital. A estas alturas de mi vida, lamentablemente, no es la primera vez que me tengo que enfrentar a una situación así. La diferencia es que es la primera vez que soy consciente de que hago Bikur Jolim - y a estas alturas de mi vida eso es lo que me parece más lamentable aún. Empec
בס׳ד Shabbat - Ser o no ser Ser o no ser (shomer shabbat) - esa es la cuestión. Hasta ahora hemos hablado de temas que no "interfieren" demasiado con nuestra vida cotidiana. Pero el shabbat se repite una vez cada siete días. En Israel es muy fácil comer Kasher y en la diáspora tampoco es tan difícil. Basta proponérselo. Pero shabbat son palabras mayores. Cualquiera que mire desde afuera a alguien que guarda y respeta el shabbat, no puede evitar pensar que la otra persona se ha vuelto loca, le han lavado el cerebro a más no poder, ha sido abducido por una extraña secta o le ha pasado algo tan gordo que se ha refugiado en la religión y es un caso perdido. Basta echar un vistazo a todas la prohibiciones y las leyes de lo más enrevesadas para llegar a la conclusión que quien no ha nacido en una familia observante (y lo ha mamado desde la cuna) y decide, pese a todo, guardar shabbat, sencillamente está loco de remate. No se puede cocinar, ni usar el coche, lavar la

¿INVENTAR O DESCUBRIR?

B´H ¿Mami, quién inventó la electricidad? – lunes, 9:05 de la mañana. Noam en el asiento trasero del coche, yo conduciendo de camino al cole. Como dice él cuando yo le pregunto: “Buena pregunta” – “Pues verás Noam, la electricidad la inventó HaShem y algunas personas como Benjamin Franklin descubrieron cómo usarla”. Noam lo entendió perfectamente: “Ah! Como América, que la inventó HaShem hasta que la descubrieron Colón y sus marineros, ¿no mami?”. “Exacto, como América, Noam, ya estaba “inventada” hasta que las personas la descubrieron”. Sigo dándole vueltas al tema del Kashrut. Me resulta muy difícil explicar otras mitzvot si antes no has entendido la importancia del Kashrut. Es como intentar enseñar a leer a alguien que sólo sabe algunas de las letras que componen el alfabeto, pero no las sabe todas. Cuando esta persona