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AUNQUE NO CREAS

B´H


BIKUR JOLIM

OK, primera prueba superada. Me decido a escribir un blog.

Segunda prueba: Elige un nombre para el blog.
Vale, no es un hijo, pero el nombre desde luego marca.
Prueba superada (?)

Tercera prueba: Elige el hilo conductor.
Todo está dentro de la Torá, todo está dentro del texto...veamos... 613... OK, vamos a navegar por las Mitzvot.

¿Pero por cuál empiezo??????... Por favor HaShem, dame una pista...

Hoy han operado a Itzjak ben Simja a corazón abierto. Literalmente le han sacado el corazón, lo han conectado a una máquina, le han hecho una puesta a punto bastante complicada, y se lo han vuelto a poner en su sitio. Que alguien me diga que D-s no existe.

Ayer fui a verlo al hospital. A estas alturas de mi vida, lamentablemente, no es la primera vez que me tengo que enfrentar a una situación así. La diferencia es que es la primera vez que soy consciente de que hago Bikur Jolim - y a estas alturas de mi vida eso es lo que me parece más lamentable aún.

Empecé hace unos 2 años. Una Mitzvá te lleva a otra Mitzvá. Mitzvá goreret le Mitzvá. Una transgresión te lleva a otra transgresión. Averá goreret le averá. Ligror, en hebreo, el Sfat HaKodesh, significa más bien arrastrar, remolcar, no llevar. Como Grar - que es grúa, en hebreo moderno.

Cada palabra, todas y cada una de las palabras están "calculadas" – y nunca mejor dicho. Como casi todo el mundo sabe, cada letra en hebreo tiene un valor numérico. Cada palabra es el resultado de la suma del valor de sus letras. De la misma manera, cada persona es el resultado de una suma de factores. Y ningún factor es casual, así como ninguna letra de ninguna palabra es casual.

Bikur Jolim no es lo mismo que visitar a los enfermos. La acción es la misma. Subo al coche, voy al hospital, visito a la persona que está ingresada, salgo del hospital, subo al coche y sigo con mi día. STOP.
Pregunta: ¿Qué ha cambiado?
Mi percepción. Mis sentimientos.
El mundo está ahí, pasan las mismas cosas, pero lo que cambia es nuestra percepción de las mismas.

Las Mitzvot son las herramientas que tenemos para "activar" ciertos canales de energía, que están ahí, pero que sólo se desbloquean cuando los activamos a través de las Mitzvot. La Mitzvá es, digamos, el vehículo para activar ese canal y ser capaces de percibir las cosas de otra forma.

Ya sé - ahora viene eso de "pero yo no creo en eso".
Espero no sonar grosera, pero TÚ no eres ni el centro ni el Creador del Universo.
Creas o no en las leyes de la gravedad, si te tiras de un décimo piso, te estrellas contra el mismísimo suelo. Prueba hacerlo con una simple copa de cristal. Sujétala por encima de tu cabeza y suéltala. Creas o no el las leyes de la gravedad, se caerá al suelo – y lo más probable es que se rompa. Creas o no en las leyes de la gravedad, ellas actuarán sobre la copa. Lamento comunicarte que creas o no en las Leyes Universales, si haces una Mitzvá, esas Leyes en las que no crees, activan un canal que te lleva – te arrastra, te remolca - a hacer otra Mitzvá.

Lamento comunicarte que si cometes una transgresión, tu corazón se endurece y cometerás otra transgresión.

Supongo que me preguntarás que qué tiene que ver el corazón en todo esto.

La Torá empieza por la letra Bet y termina por la letra Lamed. Si juntamos estas dos letras, obtenemos la palabra LEV. Lev en hebreo, el Sfat HaKodesh, la Lengua Sagrada, significa corazón. Todo está dentro de la Torá, y sino, vuelve a leer desde el principio del blog - perdón por la broma fácil, pero sino vete a Bereishit, que es la primera palabra de la Torá, empieza por Bet y significa algo así como "Al principio". Nada es casual.

Como decía, lamento comunicarte que creas o no, existen unas Leyes Universales - mejor dicho, unos Principios Universales y Objetivos. Lo que cada uno haga con esta información depende única y exclusivamente de cada uno de nosotros. Libre albedrío, que lo llaman algunos. El "Libro de Instrucciones" está ahí, la Torá. Y el "fabricante" se ha tomado la molestia de "añadir" toda serie de explicaciones con todo lujo de detalles a todos los niveles imaginables. Físicos, espirituales, morales, legislativos. Todo sale del mismo texto, de la Torá.

¿Por qué alguien tan “inteligente” y ávido de conocimiento como el Pueblo de Israel – Am Israel - lee, relee y vuelve a leer cada día, cada semana, cada mes y cada año, desde hace unos cuantos miles de años el mismo texto?

¿O no es el mismo texto?

Lamento comunicarte que una vez que lo empiezas a leer, tú ya no eres el mismo. Creas o no en esos Principios Universales y Objetivos, se han activado ciertos canales sólo por el hecho de leer el texto.

Pero volvamos a mi amigo Itzjak ben Simja, al que operaron a corazón abierto esta misma mañana.
Estuvimos hablando cuando fui a visitarlo al hospital. Él, recostado en su cama, yo, sentada al borde de la misma. Me sujetaba la mano. Me hablaba desde el corazón. Tenía muy buen aspecto, mucho mejor que los días anteriores. Los médicos cambiaron la fecha de la operación varias veces. Otro enfermo más grave necesitaba el quirófano, otra prueba, otro cambio de fecha. Y era Pesaj. Itzjak come Kosher. El Kashrut es el gran “desatascador”. En cuanto empiezas a comer Kosher, se activan cientos de canales y, sobre todo, se ablanda el corazón. Espero poder explicar esto en detalle en algún momento, con favor de D-s.

Nos conocimos en septiembre del año pasado en la carnicería Kosher – una de las pocas que hay aquí en Madrid. Nos vemos de vez en cuando, hablamos. Hasta se ha propuesto encontrarme un marido.
Nos vimos hace algunas semanas, tres o cuatro si mal no recuerdo. Su mujer, Felicia, me llamó para avisarme que venía el Admur de Biale. Concerté una cita con él para pedir Refuá Shlemá para una mujer a la que quiero mucho; una amiga de la infancia de Itzjak. Llegué a mi hora, puntual como de costumbre. Según subía la cuesta hasta el Beit Haknesset - la sinagoga - veo a 3 hombres que salen por la puerta. El Admur, su ayudante y un miembro de la comunidad que es uno de los dueños de una de las carnicerías Kosher de Madrid. ¡¡No puede ser!! Pero si habíamos quedado a esa hora. No puede ser que se esté marchando. Lo abordé en plena calle, al mismísimo Admur! Intercambiamos algunas frases en hebreo y me dijo que volviese por la tarde. Dos minutos en total, como mucho. Los tres hombres tenían prisa porque tenían que hacer Bikur Jolim.
Bajo la calle, me dirijo hacia donde había dejado el coche. Suena mi teléfono móvil. Es Felicia. Ni te molestes en venir, Felicia, el Admur se ha marchado. Me dice que no puede ser, que dónde estoy. Alzo la mirada y sólo nos separan 20 metros. Ahí está Felicia, con mi amigo Itzjak ben Simja.
Me invitan a tomar un café, hablamos de Torá, como nos enseña el Pirkei Avot, Capítulo 3, Mishná 3* - *en algunas versiones Mishná 4: "Rabí Shim´on decía: Tres hombres que han comido en una mesa sin intercambiar palabras de Torá, han consumido (en realidad) alimentos para ídolos..." - Ya ni recuerdo hace cuanto tiempo que soy incapaz de mantener una conversación sin que inevitablemente - creas o no en esos Principios Universales y Objetivos - siempre acabe hablando de Torá. Y cada día disfruto más de ello, gracias a D-s.

Itzjak nos invitó a café, hablamos de Torá, de qué libros estábamos leyendo cada uno de nosotros y, cómo no, de a ver si me encuentran un marido que guarde Mitzvot, o al menos algunas – el resto ya vendrán “remolcadas”, creas o no en los Principios Universales y Objetivos. Le dije a Itzjak que me gustaría prestarle uno de mis libros favoritos. Un clásico: El Shaar HaBitajón, el Pórtico de la Confianza. Como ya es costumbre, Bli Neder, te lo traigo esta tarde cuando venga a ver al Admur. Por algo sería que no me recibió por la mañana.
Creas o no en los Principios Universales y Objetivos, están ahí y actúan sobre todos y cada uno de nosotros. Creas o no, nada es casual. Ni una letra de más, ni una letra de menos. Todo está en la Torá. Creas o no.

El orden de los factores no altera el producto. La suma, el conjunto, la totalidad de los factores ES el producto. Las personas somos la suma de los factores de nuestra vida. Las Mitzvot son algunos, solo algunos, de nuestros factores, y creas o no, cada uno suma.

Si sólo crees en aquello que ves, esa es TU limitación. Por el simple hecho de que tú no lo veas, no deja de estar ahí. Ríete de los avestruces, ríete de tí mismo. Creas o no, ya sabes…

Esa misma tarde le dejé el libro a Felicia, el Shaar HaBitajón. Itjak no se sentía bien y aún hacía frío para andar paseando calle arriba calle abajo.

Ayer, cuando me despedí de Itzjak en el hospital, me agradeció por el libro. No me des las gracias a mí. Siempre digo que nosotros no elegimos los libros, en realidad son los libros los que nos eligen a nosotros. ¿Y quién "dirige" a todo ser u objeto que no tiene libre albedrío como nosotros los seres humanos? Él. El Uno y Único. HaKadósh Barúj Hú.

Mi hijo Noam tiene 5 años y hace muchas preguntas. “Mamá, ¿qué es la Neshamá?”, “¿Nuestro perro tiene Neshamá?” “¿Cuál es la diferencia entre la Neshamá de Puppy y la nuestra?”.
La Neshamá es el Alma.
Creas o no en los Principios Universales y Objetivos, todos tenemos Neshamá.
Las Mitzvot son el entrenamiento, la “tabla de ejercicios” para mantener nuestra Neshamá en forma. Cuando vas al gimnasio, haces una tabla de ejercicios. Si estás en forma, sólo necesitas una tabla de mantenimiento. Si no has hecho ejercicio desde que saliste del colegio, te va a costar un poco más. Pero si no te rindes, si pasas esa barrera de la inercia que tú mismo te has puesto, en poco tiempo te pones en forma. Eso sí, toca trabajar duro. Lo mismo sucede con tu Neshamá. Dependiendo de su “estado de salud y forma”, te costará más o menos hacer la tabla de ejercicios, cumplir con las Mitzvot. Mitzvá goreret le Mitzvá. Una Mitzvá te “remolca” a otra Mitzvá. Si has ido alguna vez al gimasio seguro que sabes de qué te estoy hablando.

Para explicar a Noam el tema de la Neshamá, nada mejor que la historia de Joseph. A los cinco años, los niños aún viven en un mundo donde fantasía y realidad no están del todo diferenciados. A Noam le fascinan las historias con héroes casi arquetípicos y villanos malos malísimos de la muerte. Se las sabe todas, nos pasamos el día contando o escuchando historias.
La Torá está llena de historias, para toda persona en todo momento; solo hay que saber encontrarlas e interpretarlas, encontrar un buen maestro y saber qué estamos buscando. Noam me ha enseñado a prestar atención a la importancia que tienen las preguntas. Él ha aprendido a formularlas, afinando mucho, para que yo le pueda contestar. Si me pregunta qué día va a ir a casa de su amigo Guille, obtiene una respuesta. Si no es la respuesta que él quiere, tal vez no hizo la pregunta correcta. ¿Cuántos días faltan para ir a casa de Guille? Esa es otra pregunta, y obtiene otra respuesta.

La Parashá de Vayigash, en el libro de Bereishit - una de mis favoritas, por cierto - nos cuenta el reencuentro de Joseph con sus hermanos en Egipto. Por si no has vuelto a leer la Torá desde que saliste del colegio, permíteme refrescarte la memoria. Sus hermanos lo habían vendido como esclavo y le habían dicho a su padre, Yaakov, que Joseph había muerto. Lo habían abandonado en un pozo lleno de serpientes y escorpiones. En esta Parashá Joseph se reencuentra con sus hermanos en Egipto. ¿Entiendes por qué me aburren las películas? La Torá nos ofrece historias mucho mejor construídas, porque están basadas en los sentimientos, en el corazón – el Lev, ¿recuerdas, aunque no creas?

¿Qué tiene que ver que los hermanos de Joseph le abandonaran en un pozo lleno de serpientes y escorpiones con la Neshamá de los animales? Si lees en detalle las explicaciones, puedes encontrar todas las respuestas- ¿recuerdas que el “fabricante” nos ha dado todo tipo de explicaciones con todo lujo de detalles a todos los niveles? – pero primero tienes que saber qué buscas, de lo contrario no lo vas a encontrar. Como Noam, tienes que aprender a formular las preguntas para obtener las respuestas que buscas.

Los animales también tienen Neshamá, pero no tienen libre albedrío como los seres humanos, en hebreo Bnei Adam, hijos de Adam. Como ves, en el Sfat HaKodesh, ninguna palabra el casual. Ninguna letra es casual. Hijos de Adam, seres humanos. Nuevamente, si no lo entiendes, vete a Bereishit. Todo está en la Torá.

Nos explicaron nuestros sabios, de Bendita memoria, que puesto que Joseph era un hombre justo, un Tzaddik, HaShem, que lo controla todo en este y todos los mundos, no dejó que le picasen ni las serpientes ni los escorpiones. Él es Todopoderoso, lo creas o no. Busca la explicación, formula la pregunta correcta y encontrarás la respuesta. Los animales también tienen Neshamá, pero no tienen libre albedrío. Creas o no.

¿Entiendes ahora por qué creo que son los libros los que nos eligen a nosotros y no nosotros a ellos? Él lo controla todo. Y por alguna razón nos dio el libre albedrío. Si quieres saber por qué, tal vez debas encontrar la manera de formular la pregunta correctamente. Estoy leyendo "La Sabiduría del Alma", del Ram´jal - Rabbi Moshé Jaím Luzzatto. Aunque no creas, si lo lees, lo entenderás. Tal vez tu Neshamá necesite ponerse en forma para que tu corazón se ablande y puedas entender las palabras. Ninguna de ellas es casual.

Volvamos a mi amigo Itzjak. Salí del hospital llorando. Mi primer Bikur Jolim. Caminaba por el pasillo sin poder contener las lágrimas. No de tristeza, sino de emoción. Gracias y por favor, no podía parar de repetir eso en mi cabeza. Sólo me venían esas palabras a la mente. Gracias y por favor.

Todas las historias cierran, en la Torá no queda ningún cabo suelto. Creas o no en los Principios Universales y Objetivos.
Había visto a Itzjak tan sereno. ¿Cuántas veces me dijo: “Yo confío en Él”? Nos reímos, lloramos, hablamos de Torá – y como no, de encontrarme un marido.

Gracias y por favor. Más lágrimas. Él siempre nos escucha. Shomea Tefilot. Él escucha nuestras plegarias, aquello que pedimos. Y siempre responde. SIEMPRE. Si la respuesta no es la que queríamos escuchar, tal vez debamos formular de nuevo la pregunta. Busquemos la pregunta correcta, porque la respuesta que Él nos da siempre es la correcta. Somos nosotros, como Noam, los que nos equivocamos a menudo al formular las preguntas.

Rav Zukerwar suele decirnos que no tengamos vergüenza de pedir con lágrimas. Mientras conducía de vuelta a casa, pedía con lágrimas por Itzjak ben Simja. Cuando hoy me llamó Felicia para avisarme que todo había salido bien, también pude dar las gracias con lágrimas. Gracias. Aunque no creas.

Aunque no creas, ojalá algún día puedas sentir en tu corazón todo esto que te estoy contando.

Rav Zukerwar me explicó una vez que las palabras son como semillas. Una vez que las has escuchado o leído, quedan en tu cerebro. Son como un puñado de semillas que tiras en tierra fértil. Y si les das los nutrientes correctos, germinan y se convierten en hermosas plantas. Ojalá que HaShem me de las palabras correctas para que también dentro de tí estas semillas germinen y se conviertan en hermosas plantas.

Por hoy, gracias y Besorot Tovot.

Comentarios

CRISTOBAL JUSTO ha dicho que…
Maravilloso texto,como alumno del Rav Haim David Zukerwar, de bendita memoria, me emociona y mucho ver alguien que escribe con tanto amor, tanta inteligencia y profundidad espiritual, muchísimas gracias. Me he guardado el texto en word para releerlo luego, es una joya.

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