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Creer o no creer

BH
Esa es la cuestión...
O tal vez deberíamos decir saber o no saber - porque uno puede creer muchas cosas, pero no por ello las sabe.

Si me preguntan si he visto a fulanito, diré que lo he visto o no lo he visto. Es algo que sé.
Si no estoy segura, diré que creo que sí o que creo que no lo he visto. No lo sé.
Yo no creo en Su existencia. La práctica de las mitzvot me ha llevado a saber de Su existencia.
Y el entendido, entenderá...

Los no entendidos, tal vez deban dejar de cuestionarse Su existencia y empezar a preguntarse acerca de la de ellos mismos. ¿Para qué hemos venido a este mundo?¿Qué tenemos que hacer aquí?¿Cómo tenemos que hacerlo? Igual así algún día llegan a saber en vez de creer.

Noam ya tiene casi 9 años - y sus respuestas al igual que sus preguntas van dejando ver su madurez. Él ya sabe. No cree.

Vamos andando al colegio. Estamos hablando sobre la diferencia entre hacer algo y querer algo.

¿Si te pagasen 1.000.000 € te comerías un huevo duro? - Noam detesta el huevo duro.
No, no me lo comería.
Veamos si se lo puedo explicar.
¿Si te pagasen 1.000.000 € - con ese dinero te puedes comprar todos los Legos que quieras y los libros de Tintín además de poder ir a Disney de nuevo - te lo comerías? Solo sería un momento asqueroso, pero luego mira todo lo que podrías hacer...
Sí, sí me lo comería, pero hay cosas que ni por ese dinero haría.
Ni yo Noam. ¿Qué no harías por ese dinero?
No permitiría que nadie te hiciese daño mamá.
Gracias Noam - yo tampoco permitiría que nadie te hiciese daño ni por ese dinero ni por nada en el mundo. Tampoco me comería un trozo de jamón, ni unas gambas. ¿Y si alguien te pagase 100.000.000 € para que te gustase el huevo duro?¿Te gustaría?
No. Claro que no, porque una cosa es hacer algo y otra cosa es quererlo o que te guste.
Muy bien Noam, veo que lo has entendido.

Seguimos andando.
Mamá, acabas de hacer una gran mitzvá.
Me quedo helada - y no de frío.
¿Y eso Noam?
Lo decimos todos los días al decir la Shemá - y hablarás de ellas cuando estés sentado en tu casa y cuando vayas en tu camino - y eso es lo que tú haces mami todos los días. Me enseñas la Torá todos los días y eso es una gran mitzvá.

Nos abrazamos. Dejo a Noam en el colegio y vuelvo a casa - las lágrimas son inevitables y tan dulces como el camino que recorremos a diario con Noam dondequiera que vayamos.
No es algo que crea.
Sencillamente lo sé.

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